Impacto del desempleo

El primer gran impacto para el desempleado es el llamado “síndrome de invisibilidad”

¿Qué es el síndrome de invisibilidad?
Cuando una persona tiene este síndrome siente “que no lo ven, que no cuenta”. En una sociedad competitiva parece solo cuenta lo que se tiene o lo que se aparenta tener. Un parado que esté paseando por las calles mire los escaparates, vea en la televisión productos que no puede comprar, se sentirá mal. Como si ya no formar parte de esa sociedad de consumo.

El mundo sigue, pero cada vez son más las personas en paro que día a día sufren los efectos psicológicos. Hay personas en paro que se atreven a pedir ayuda, recurren a familiares o instituciones como Caritas, pero hay personas que por temor o vergüenza no piden ayuda.

El trabajo es fuete de bienestar psicológico y social y es un derecho de la persona.
Quejarse del exceso de trabajo, del jefe o del sueldo son temas frecuentes en todas las empresas. Aún así el trabajo ocupa gran parte de nuestras vidas

  • El empleo impone una estructura del tiempo.
  • Implica experiencias compartidas.
  • contacto con personas ajenas al núcleo familiar.
  • vincula al individuo en metas y proyectos que le hacen crece.
  • Proporciona un estatus social.
  • Crea hábitos y rutinas diarios.

Los efectos psicológicos son diferentes según la edad de las personas desempleadas
Una perdida de autoestima se da en todos los grupos. En los jóvenes: Mayor estado de agresividad y rebelión, que poco a poco deriva en otro de marginalidad. El paro se vive como un fracaso que puede predisponer a la depresión, reducir su círculo social y aumentar su pasividad.
Suelen recluirse en casa, ver la tele, tienen vergüenza ante la familia y amigos. Irritabilidad, trastornos psicofisiolóticos, problemas digestivos, dermatológicos. Piensan que ellos son los culpables de estar en paro.

Las personas más adultas

  • Pasan por varias fases. Una primera de shock, donde se experimenta desorientación, confusión ante lo sucedido y  miedo.
  • Pueden pasar una fase de incredulidad, en que piensen que están de vacaciones, se pueden dedicar a hacer reparaciones en casa, pero en cuanto comienzan a buscar trabajo y experimentan fracasos puede aparecer la irritabilidad.

Cuando realmente asumen el desempleo lo viven como un fracaso personal y social, al igual que los jóvenes tienden a quedarse en casa ante la tele o duermen más de lo habitual con una gran sensación de vacio.
Se ha demostrado que una irritabilidad desproporcionada y un sentimiento de estar desmoralizado junto con la hostilidad son factores clave que pueden llevar a trastornos cardiovasculares.
Luego una persona que está en paro y cada vez está más desmoralizado, irritable le cuesta dormir es conveniente acuda al médico para  que pueda orientarle y si fuera necesario recibir el tratamiento más adecuado.

Fuente|.consumer.es/

Fotos|siempreenmedio.wordpress.com,nuttre.wordpress.com

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