Cinco técnicas para eliminar las preocupaciones cotidianas



Quien nunca ha estado preocupado por nimiedades que tire la primera piedra. Después, cuando pasa el tiempo y todo se resuelve nos damos cuenta que las horas que pasamos preocupándonos y causándonos sufrimiento fueron en vano. Si tan solo nos hubiésemos percatado de ello antes…

Afortunadamente, existen algunas técnicas muy sencillas que pueden ayudarnos a eliminar las preocupaciones cotidianas:

1. Escribe tus preocupaciones. Cuando sientas que los problemas te desbordan, simplemente escribe en una hoja de papel todo aquello que te preocupa. Es probable que tengas problemas para concretar lo que te preocupa porque a veces se tratan de problemas muy vagos. En otras ocasiones, simplemente, cuando las veas escritas, te darás cuenta del sinsentido que es preocuparse por cosas que se escapan de nuestra voluntad. Poner nuestros pensamientos en blanco y negro tiene un gran poder catártico y de seguro te asombrarás con los descubrimientos que realizarás.

2. Dale un costo a las preocupaciones. Cada vez que te sientas preocupado toma una moneda de cinco centavos y métela en una alcancía. Al finalizar el mes, cuenta cuánto dinero has logrado reunir. Sin lugar a dudas te asombrarás de cuánto “cuestan” tus preocupaciones y cuan frecuentes son. Recuerda que cada centavo equivale a un poco de felicidad que estás perdiendo.

3. Concientiza tus propios pensamientos. Nos pasamos buena parte del día manteniendo un diálogo interior con nosotros mismos. Cuando te sientas preocupado, detente unos minutos y reflexiona sobre las frases que te estás diciendo. Valora su objetividad. De seguro te darás cuenta que no tienen un basamento real y no son sino exageraciones. Recuerda que, de una forma u otra, tus pensamientos se pueden hacer realidad ya que estarán mediatizando tu comportamiento. Por ende, piensa en algo positivo.

4. Usa la gratitud como un arma. En vez de quejarte y preocuparte por todo, cada mañana, haz una lista con tres cosas por las cuales te sientes agradecido al mundo. En demasiadas ocasiones nos preocupamos por los problemas pero no nos regocijamos con las cosas que tenemos, como el simple hecho de tener salud o de poder escuchar una canción que nos guste en la radio.

5. Cambia la perspectiva. Casi siempre las preocupaciones surgen de un problema y de nuestra incapacidad para hacerle frente. Así, saca a la luz los aspectos positivos del problema, aprende a mirar las dificultades como una oportunidad para crecer.

Finalmente, recuerda una frase del poeta norteamericano Ralph Waldo Emerson: “Las mentes pequeñas tienen preocupaciones pequeñas; las grandes mentes no tienen el tiempo para preocuparse”.

Escrito por: Jennifer 

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