El dilema de las mentiras piadosas














El sueño del esclavo

“Voy paseando por un camino solitario, disfruto del aire, del sol, de los pájaros y del placer de que mis pies me lleven por donde ellos quieran.
A un costado del camino, encuentro un esclavo durmiendo. Me acerco y descubro que está soñando, de sus palabras y gestos adivino… sé lo que sueña: El esclavo está soñando que es libre. La expresión de su cara refleja paz y serenidad. Me pregunto… ¿Debo despertarlo y mostrarle que sólo es un sueño, y que sepa que sigue siendo un esclavo? ¿O debo dejarlo dormir todo el tiempo que pueda, disfrutando aunque sea en sueños, de su realidad fantaseada?
—¿Cuál es la respuesta correcta?… —agregó Jorge.
Me encogí de hombros.
—No hay respuesta correcta —siguió Jorge—. Cada uno debe encontrar la propia respuesta, y no hay lugar afuera donde buscarla.
—Yo creo que me quedaría paralizado frente al esclavo, sin saber qué hacer —dije.
—Voy a darte una ayudita, que por lo menos en algún caso te puede servir, mientras estás paralizado acércate al esclavo y míralo. Si el esclavo soy yo, no lo dudes: ¡DESPIÉRTAME!”

Pasaje de: Bucay, Jorge. “Déjame que te cuente"

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